Mirador de Las Vueltas de San Juanito

De camino al Municipio haremos un alto en Las Vueltas de San Juanito, lindantes con el Barranco Seco que marca el límite Este de la comarca; desde allí, un sugerente paisaje se pierde asomándose a las costas recortadas. Las cumbres y laderas de Mazo, las Breñas y Santa Cruz de La Palma se precipitan hacia el azul intenso del mar.


Playa Nogales

Desde el mirador la divisamos, arropada por los verticales acantilados que conforman la abrupta costa de Puntallana, se nos brinda inalterable, salvaje y hermosa. Al abrigo de las negras arenas lavadas por el rompiente, desovaban las tortugas marinas en tiempos pasados. A ella podemos acceder a través del sendero que discurre sinuoso al pie del acantilado; en media hora, la playa más bonita de la Isla será una realidad.


Templo de San Juan

Con cuerpo de piedra y alma de metal se erige majestuosa la espadaña de la iglesia de San Juan Bautista; ya existente después de la Conquista fue reedificada en el siglo XVIII. Hoy cuenta, entre sus muros, con un magnífico retablo barroco de maderas doradas que acoge al Santo Patrón, talla flamenca del siglo XVI. La tradición mudéjar se ve representada en el laborioso artesonado pintado en tonos azules.


Casa Luján

La casona señorial que data del siglo XIX está situada en el núcleo de San Juan. Sus artífices utilizaron la piedra, la teja y las cálidas maderas ateadas para darle vida siguiendo las pautas constructivas tradicionales.

Actualmente sus habitaciones, a modo de escenario, ambientan un estilo de vida ya obsoleto a base de antiguos muebles, detalles decorativos, textiles y demás enseres domésticos, constituyendo un hermoso museo etnográfico de indudable interés (abierto al público de 10 a 13 y de 16 a 18 horas).

En este edificio, que antaño fue Ayuntamiento y escuela, conviven las oficinas de Turismo Rural «Isla Bonita» y el Centro de Promoción y Venta de Artesanía Tradicional.


Fuente de San Juan

Bajo la generosa sombra de los árboles se oye el sonido cantarín de las aguas de la fuente que pregonan un ruido habitual en tiempos en los que la gente se servía del líquido para su uso doméstico.

Muy cerca de ella está la fuentiña, lugar donde las mujeres lavaban sus ropas; los dornajos para que las bestias saciaran su sed también estaban vinculadas a estos puntos de encuentro cotidianos en el que proliferaban las relaciones entre los lugareños.

Cada año el Santo Patrón es portado en procesión hasta ella en agradecimiento por el preciado líquido vivificador.


Ermita y miradores de San Bartolomé

A los pies de la Montaña de La Galga se encuentra la pequeña ermita de San Bartolomé (siglo XVI); sus blancos muros acogen a la Virgen de Nuestra Señora de La Piedad. Junto a ella dos miradores ofrecen al visitante panorámicas de todo el Municipio; cumbres, montañas, barrancos, lomos y acantilados se abren al mar. Como en una diluida acuarela, las casas se dibujan salpicadas entre el verdor de la espesa vegetación.

Desde aquí se divisan los riscos que le causaron la muerte al desgraciado pastor que encierran la leyenda del Salto del Enamorado.


Cardonal de Martín Luis

Entre Tenagua y San Juan de Puntallana, en un tramo de tres kilómetros se encuentra el Sitio de Interés Científico del Barranco del Agua. Las plantas xerófilas endémicas canarias tiene uno de los lugares de congregación más llamativos de la Isla. El cardón, la tabaiba, la retama, el cornical… han colonizado estas laderas volcánicas que hoy conviven con los cultivos de plátanos muy extendidos en la zona costera de la localidad.


Piedra Llana

Constituye el punto más alto del Término a 2.321 m. Forma parte del Parque Natural de Las Nieves, asentándose sobre la crestería de La Caldera. En estos lares donde conviven ecosistemas de matorral y pinar, la huellas de los aborígenes está presente siendo frecuentes los restos de cabañas, amontonamientos de piedra, grabados rupestres, fragmentos cerámicos y líticos.

En las estribaciones de la montaña se ubica la obra que el artista lanzaroteño César Manrique dedicó a la unión de los pueblos en el estudio del cosmos.


Ermita de Santa Lucía

Junto a la montaña centinela de Tenagua, atalaya natural desde donde los nativos vigilaban el horizonte del mar, se asienta el pago de Santa Lucía. Del antiguo caserío, entre campos de cereal abandonados y esbeltas palmeras, destaca la ermita que alberga a la estatua de la virgen de Santa Lucía de rostro sereno, proveniente de Amberes (siglo XVI). A ella acuden las gentes de toda la Isla para pedir por la salud de sus ojos.


El Cubo de La Galga

El profundo Barranco de La Galga nos sumerge en un mundo donde la niebla envuelve rincones y bosques milenarios que se mantienen frescos por la constancia que demuestran las nubes al chocar con el relieve. Los tiles, laureles, viñátigos, barbusanos, helechos… conforman la laurisilva que se hace gigante entorno a los estrechos cabocos creados por la erosión de las aguas que discurren por sus entrañas.

En la densidad del monteverde se oye el silencio roto por los sutiles sonidos naturales del revuelo de las palomas turqué y rabiche que se alimentan de las bayas.

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